Dudas

Perros y gatos… ¿Son compatibles?

Muchos somos los que decidimos compartir nuestra vida con un perro, pero… también nos gusta compartirla con un gato. Y ahí surge la duda: ¿es esto posible?

Pues cómo siempre, depende. Depende del individuo y no solo hablamos del perro, hablamos también del gato, ya que hay gatos que no se llevarían bien nunca con un perro. Y para nosotros, tolerar la presencia de otro animal en casa no es lo mismo que llevarse bien y disfrutar de su compañía. 

Pero tenemos los casos de que sí que pueden convivir, llevarse bien y disfrutar mutuamente de la convivencia. 

Para que esto sea posible debemos de hacer muy bien las presentaciones y favorecer una buena habituación tanto para el perro cómo para el gato. Puede que nos lleve semanas, sí, pero nos aseguraremos de que el resto de su vida convivan en armonía y sin tensiones.

Nosotros a la hora de presentar un perro con un gato no nos quedamos solo con el hecho en sí de la presentación, si no que prestamos atención a toda la vida de ambos, ya que cuanto mayor bienestar generemos en todos los ámbitos de su vida, mejor irá la habituación de la que antes hablábamos. 

En las fotos, dos casos en los que ayudamos a que se llevasen bien Nova (alaska malamute) y Tommy (joven gato en proceso de adopción en la asociación Tribu Animal) y África (adorable doberman) y Kenia (su compañera gatuna, la última en llegar a casa).

Llegada un nuevo miembro a la familia perruna. ¿afectará a los perros que ya viven con nosotros?

Adoptar es un gran gesto que ayuda a muchos perros a tener una segunda oportunidad y a salir del chenil donde pasaban sus días. Nosotros recomendamos siempre adoptar. Pero, qué ocurre si ya tenemos un perro en casa, ¿será bueno traer otro más?

Pues bien, todo depende de las personalidades y el estado emocional de ambos perros, porque recordemos, son animales sociales, pero no necesariamente sociables.

Cuando decidamos incorporar un nuevo miembro de 4 patas a nuestra familia tenemos que tener en cuenta esto y valorar si a nuestro perro le irá bien convivir con otro y si el que adoptemos podrá llegar a tener una convivencia sana en una casa con perro.

En los casos en los que el objetivo es generar bienestar entre los miembros del grupo y prevenir o tratar conflictos internos, analizamos siempre a cada perro de forma individual y lo contrastamos con cómo era su comportamiento antes de que viviesen juntos.

Tenemos muchos aspectos en cuenta a la hora de aplicar cualquier tratamiento, cómo pueden ser: diferencias de edad, tipos de raza, tamaño, intereses vitales, estado emocional, salud y estado físico… ya que todas estas cosas son fundamentales para que se lleven bien, porque si no se sienten bien consigo mismos, difícilmente podrán convivir bien en grupo.

Hay que saber que un perro con problemas físicos o emocionales puede experimentar altos niveles de estrés, y que un perro estresado se convierte en un estresor para el grupo.

En la foto tenemos a Swan, una amigable perra de 10 años a la que estamos ayudando a gestionar la llegada de dos nuevos peludos. 

El cachorro ya ha llegado a casa… ¿y ahora qué?

Una duda recurrente que se nos viene a la cabeza cuando un cachorro llega a casa es: ¿y ahora cómo hacemos? o, ¿cuántos paseos hay que darle? o esta otra: ¿cuándo dejará de morder y hacer pis en casa? (entre otras muchas).

Pues bien, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que es un gran cambio para el cachorro, somos desconocidos para él, al igual que lo es su nueva casa y el mundo en general (recordemos que nacieron “hace dos días”). Por lo que nuestros esfuerzos deben de ir dirigidos, en primera instancia, hacia generar en el cachorro una sensación de tranquilidad y seguridad en su nuevo hogar y con su nueva familia.

Otro punto a tener muy en cuenta a la hora de estructurar los paseos, es el desarrollo físico que va a tener, en función de su raza (en el caso de ser mestizos nos guiaremos por el tamaño que pueden llegar a tener de adultos), ya que un buen desarrollo músculo esquelético es clave para una vida saludable.

El tema del pis en casa, es variable en función de cada individuo y puede tardar en adquirir hábitos de higiene, que están ligados al desarrollo de sus esfínteres. Hay que tener paciencia y por supuesto, no corregirle si hace pis en casa, solo conseguiremos que nos tenga miedo en determinadas circunstancias y lo haga a escondidas.

Y en el caso de los destrozos y los mordiscos con sus dientes afilados cómo alfileres, hay que tener paciencia, una forma más de conocer el mundo es a través de la boca, ya que experimentan las diferentes texturas, sabores y durezas de los materiales que pueden ir encontrando a su paso. Ofrecer alternativas y satisfacer sus necesidades de estimulación es una gran idea para prevenir ésto.

Nosotros cuando guiamos a tutores con cachorros, hacemos hincapié en prevenir cualquier conducta que no queramos que ocurra y nos ponemos cómo objetivo que el cachorro llegue a ser un adulto sociable, seguro de sí mismo, con buena capacidad para gestionar el estrés del día a día y con un fuerte y sano vínculo con su referente humano.

En la foto Nela, una cachorra de Labrador a la que estamos acompañando en su desarrollo físico y mental y que nos tiene fascinados.